sábado, 27 de octubre de 2012

¡A DESAYUNAR!

El desayuno, una comida frecuentemente menospreciada, consiste demasiadas veces en un bol de cereales envasados y una taza de café, engullidos deprisa y corriendo.
Esta comida es la más importante del día, por lo que no hay que pasarla por alto. Si se toma un desayuno saludable se tiene menos probabilidades de ceder a media mañana ante tentempiés poco sanos, o de estar tan hambriento a mediodía que se coma en exceso.
La primera comida del día, más que cualquier otra, nos recuerda que la función esencial de los productos alimenticios es aprovisionar nuestro cuerpo de combustible.
Un buen desayuno debe ofrecer una mezcla equilibrada de distintas clases de alimentos. La fibra natural puede estar en los cereales y en la fruta, que también satisface la necesitas de dulce. La proteína, en forma de frutos secos y de lácteos como el yogurt, ayuda  a aumentar el ritmo del metabolismo basal y proporciona una sensación de fuerza y bienestar.
Una apetitosa ensalada de fruta es lo mejor para alegrar una mañana gris de invierno y comenzar el día con alegría  La manzana purifica los riñones; los higos, los plátanos, las nueces y las avellanas son unas excelentes fuentes de proteína para emprender un nuevo día y continuarlo con energía.